De regreso del Festival de Jazz de Formentera después de 4 días intensos de sol, mar, navegación y buen Jazz

Han sido cuatro días intensos. El jueves nos dimos cita a las 10:00h en Marina Vela. Después de estibar convenientemente toda la comida y bebida, y del oportuno breafing de seguridad zarpamos rumbo Formentera. El parte meteorológico era de vientos bonancibles de componente sur, por lo que la travesía la realizamos con la configuración habitual: vela mayor y motor a 2.200 rrpp. A una media de 6 nudos nos desplazamos suavemente por el mar balear, y aunque no pudimos disfrutar de la navegación a vela, siempre es un placer inesperado encontrar fauna marina en esta travesía: delfines, cachalotes, una tortuga enorme,  y hasta un pez espada saltando justo al lado del velero Diana. Sobre las 12:00h del viernes llegamos a Caló d’es Porc donde disfrutamos de un reconfortante baño en las típicas aguas cristalinas del norte de la isla de Ibiza. Allí ya estaba fondeado el New dream, el otro velero que realizó esta experiencia con nosotros. Después del baño y de un exquisito almuerzo compuesto por zumos, frutas, tostadas, mermeladas y embutidos, nos ponemos en marcha de nuevo para bordear la costa noroeste de Ibiza y pasar por el paso de Sa Conillera, un angosto canal con el que hay que tener especial precaución por sus bajos fondos. Con las islas Bledas a la popa y Es Vedra en proa recorremos las 20 millas últimas de la costa oeste de Ibiza hasta llegar a Illetas donde fondeamos apuntando con nuestra proa al conocido chiringuito «El Beso». Armamos dinghy con su motor fueraborda para poder bajar a la playa y tomar un delicioso Mojito. Noche plácida a bordo con algunos noctámbulos que ya decidieron bajar a La Savina y empezar a exprimir las primeras sensaciones en tierra.

El sábado lo dedicamos durante todo el día a navegar. La tripulación quería sentir las velas del Diana llenando la jarcia y empujando la regala sobre el cristalino mar. No nos privamos de nada y lo dimos todo: Ceñidas, bordos, trasluchadas y hasta nos atrevimos con una navegación «extrem sailing» con el genáker de color negro que hizo las delicias de toda la tripu observando como el GPS alcanzaba los 8,5 nudos de velocidad en un precioso través. Exhaustos y reconfortados de haber disfrutado de la vela, fondeamos en Cala Saona para tomar un ligero almuerzo y posteriormente dirigirnos a Marina Formentera en La Savina donde ya teníamos reservado un amarre.

La noche del sábado la dedicamos a disfrutar del Festival de Jazz de Formentera, y aunque la lluvia hizo acto de presencia, seguimos a ritmo de Jazz hasta altas horas de la madrugada.

El domingo el mal tiempo se fue alejando hacia la peninsula y nosotros siguiendo su estela emprendimos nuestra singladura de regreso con un parte meteorológico propicio para poder disfrutar esta vez de algunos momentos de la navegación a vela y de más delfines, que nos deleitaron nadando bastantes minutos delante de nuestra proa. La vuelta la navegamos esta vez por la cara este de Ibiza pasando primero por los conocidos Freus, para posteriormente enfilar la capital de Ibiza, Santa Eulalia del Rio, y finalmente la isla de Tagomago. ¡Rumbo 11º hasta Barcelona y 150 millas por delante!. Noche a bordo con cena, cava y estrellas…

La experiencia ha sido altamente gratificante para todos y esperamos vernos de nuevo en el Festival de Jazz de Formentera 2019. ¡Os esperamos!