La convivencia en un viaje en velero plaza a plaza

Los viajes «plaza a plaza» como denominamos comúnmente en el sector , son aquellos en los que una Agencia o empresa de charter ofrece plazas para completar la tripulación de una embarcación, con un patrón, y con una ruta más o menos establecida. Esto funciona hace muchos años y de forma eficiente en nuestro país y en casi todos aquellos donde existe un atractivo marítimo por descubrir. Decimos esto, porque últimamente, y este año especialmente, han proliferado los barcos llamados de «economía colaborativa; es decir, aquellos que son propiedad de un particular y que deciden en un momento dado realizar un determinado viaje compartiendo gastos, por supuesto sin cumplir con los requisitos de seguridad y de coberturas a los que están obligados lo barcos y patrones de la Lista 6ª… , pero eso es harina de otro costal que nos gustaría tratar en profundidad en otro artículo.

Cuando me preguntan acerca de esta fórmula vacacional, suelo decir que es como un «Gran Hermano», pero ¡a lo bestia!, y me explico; se van a encontrar personas que no se conocen, y que pueden provenir de muy diferentes ambientes culturales y sociales, van a tener que compartir camarotes, lavabos, mesa y cubiertos para comer, desayunar, y cenar,  y sobretodo colaborar en las habituales tareas diarias como comprar, cocinar, limpiar, o lavar, y todo ello en un espacio muy reducido que además no es estable como es la cubierta de un barco.

Pues bien, a pesar de todo esto, la mayoría de viajes en velero bajo la fórmula del plaza a plaza suelen funcionar. Hoy queremos explorar los motivos que pueden hacer que nuestra convivencia en una barco plaza a plaza sea memorable, o por el contrario se convierta en una desagradable experiencia. Algunas claves:

  • El patrón o skipper. Su magisterio es fundamental en estos viajes. Se da por hecho que es conocedor de la zona, que además es un profesional, experto navegante, y que atesora una cierta facilidad para el trato social. Pero además de todo esto, es la figura sobre la que pivota el buen clima y armonía, el que debe fijar de forma clara y meridiana las normas de convivencia. Como suelo decir a los tripulantes cuando llegan a bordo, la democracia en un barco no existe. Y tiene una lógica aplastante: imaginemos que nos levantamos por la mañana y el patrón somete a votación el lugar donde hoy vamos a ir…el caos está asegurado. Además, el patrón tiene que contemplar más variables para decidir su rumbo o próxima recalada, como son la meteorología, el tráfico marítimo, el fondeo, y por encima de todo,  la seguridad del barco y de sus tripulantes. Imaginemos que en una agradable comida a bordo fondeados en una cala, uno de los tripulantes lanza un comentario a otro sobre su poca participación en las labores de la cocina. La discusión está asegurada. Ahora imaginemos ese mismo caso pero donde es el patrón el quien habla a solas con esa persona y le hace ver lo bueno que sería que participe más con sus compañeros en esa tarea, pero que si no se le da bien, también puede prestar su apoyo en la limpieza por ejemplo. Se lo dice el patrón que es la máxima autoridad en el barco y además se lo dice de manera correcta, sin agravios personales. Es solo un ejemplo de como una misma situación puede producir efectos muy distintos.
  • El patrón también debe ser capaz de crear un buen ambiente de camaradería inicial y potenciar las actitudes tolerantes.
  • Una mente abierta. Todos tenemos nuestros gustos personales, nuestras maneras de hacer las cosas, y además casi siempre pensamos que son la mejor manera de hacerlas. Todo esto debemos tenerlo en cuenta cuando contratamos un plaza a plaza. Vamos a compartir con otras personas un espacio vital reducido y seguro ellas tienen maneras distintas de hacer las cosas a lo que nosotros estamos habituados. Si cada uno impone «su manera», la convivencia no va a funcionar.
  • Es un viaje compartido. Puede resultar una obviedad, pero es importante asumir que no hemos contratado un viaje con un barco en exclusiva y por tanto la Ruta, los fondeos y lugares a visitar están establecidos y en todo caso dependen del patrón quien a su buen criterio establecerá el próximo fondeo, o la actividad a realizar. Esto no quita que cada uno pueda mostrar sus apetencias, gustos o preferencias en un momento dado de ir a tal cala o a tal lugar, pero entendiendo que el criterio final que debe prevalecer es el del patrón. Recomendamos que previamente a la contratación del viaje, nos informemos de la ruta a realizar, si se suele navegar a vela, de los lugares que se suelen visitar, si se fondea en calas o se amarra en puertos,  etc. Si para nosotros es condición «sine quanum» alguno de estos aspectos, y partiendo de la honestidad de la Agencia en sus respuestas, deberemos valorar si ese viaje va a cumplir nuestras expectativas.
  • Las instrucciones del patrón en el Briefing inicial suelen despertar ciertos recelos: «vaya capitán que nos ha tocado…todo son instrucciones y prohibiciones». Precisamente por ser el barco un espacio reducido y en un entorno hostil, las instrucciones deben ser precisas. Conforme vayan pasando los días nos daremos cuenta que esas instrucciones y recomendaciones iniciales son fundamentales para que todo fluya correctamente a bordo: uso de los wc, limpieza, tareas a bordo, el consumo de agua, de energía, seguridad a bordo, como movernos en el barco, etc, etc.
  • La limpieza asegura una mejor convivencia. La regla de oro es intentar ensuciar lo mínimo. Si vamos a ir al lavabo intentaremos dejarlo igual que lo encontramos. No es agradable entrar en el lavabo de un barco, y en verano con las altas temperaturas, y encontrarlo sucio. Es algo sencillo que mejora la convivencia.
  • Un uso responsable del agua. Es importante mentalizarse de esta restricción antes de ir a un barco. En la comodidad de nuestro hogar no somos conscientes de la cantidad ingente de agua que gastamos simplemente al lavarnos la cara, limpiarnos los dientes,  o al lavar los platos. En un barco el uso del agua está limitado a la propia capacidad de los tanques. Siempre se puede acudir a un puerto cercano a hacer la aguada, pero eso en los meses estivales suele representar perder toda una mañana de nuestras vacaciones. Tan sólo adoptando algunos pequeños esfuerzos conseguiremos superar una semana con el agua de los depósitos: ducha económica, o lavar los platos con aguas de mar y sólo utilizar el agua dulce al final, son algunas de las medidas para conseguirlo.
  • ¿Puerto o fondeo?. Los viajes en velero por Baleares suelen transcurrir con fondeos en calas y se suelen visitar pocos puertos. En algunos otros lugares como Croacia por ejemplo, la recalada en un puerto o Marina suele ser más habitual. Somos partidarios de priorizar el fondeo y acudir a puerto una noche como máximo siempre que sea posible tanto por precio como por disponibilidad, aunque esto siempre dependerá de múltiples factores.
  • ¿Hay algún cocinillas a bordo?. Dicen que la persona más importante para el capitán de un barco es el cocinero. Algo de cierto debe haber en semejante creencia, ya que cuando los estómagos de la tripulación están servidos, la convivencia suele mejorar. El auge que los últimos años está teniendo la gastronomía, ayuda a que la mayoría de viajes en velero suelan contar casi siempre con alguien dispuesto a tomar los mandos de los fogones.
  • Rehuir el conflicto pero afrontarlo en el momento adecuado.
  • Respetar los turnos de guardia en el caso de travesías y sobre todo el descanso cumpliendo los horarios establecidos.
  • El orden. Cada uno de los tripulantes debe mantener sus pertenencias personales bien ordenadas, y sobre todo respetando el orden en los espacios comunes sin invadirlos con nuestras propias pertenencias. La mesa de cartas es un territorio libre de cualquier objeto que no sea del capitán. Es un lugar de trabajo que debe mantenerse despejado y a punto para desarrollar su cometido en cualquier momento. Es una buena idea establecer un lugar común para todos donde poder cargar los teléfonos, tabletas, y cámaras, de manera que todos puedan tener sus dispositivos cargados, pero sin entorpecer el orden.
  • El patrón debe explicar a toda la tripulación el significado del concepto «a son de mar». Todo debe estar perfectamente estibado, pertrechado,  y arranchado,  así como lo portillos y escotillas cerrados. Es un concepto importante que todo el mundo a bordo debe conocer y saber aplicar inmediatamente y en cualquier momento para que todo esté en orden en el caso de que se prevea un empeoramiento de las condiciones del mar. Resulta muy desagradable e incluso peligroso ver como determinados objetos van golpeando y cayéndose mientras estamos navegando.
  • Aceptar la realidad. El patrón convive con la previsión meteorológica. Sus decisiones vienen motivadas muy a menudo por la previsión meteorológica, el estado del mar, las posibles tormentas, etc. A veces visitar aquella cala tan bonita o ese fondeo increíble no es posible debido a las condiciones meteorológicas. La seguridad es lo más importante para el patrón y debemos aceptar esas decisiones o incluso la posibilidad de tener que refugiarnos en un puerto varios días si fuese necesario.

Esperamos que estos consejos os sean útiles para que podáis disfrutar al máximo de vuestra próxima experiencia náutica.